sábado, 8 de junio de 2013

Reflexión III: La espera




Un experimento entre fines de los sesenta y principios de los setenta. Universidad de Stanford. Un montón de niños de entre tres a cinco años toman asiento en sillas para enanos. Hay una mesa frente a cada infante y sobre ella, un recipiente con un marshmallow. Los hombres de bata son muy claros, "puedes comer este ahora... pero si esperas un rato, te regalaré uno más".

¿Ser o no ser? ¿Comer o no comer el marshmallow? ¿Corto plazo o largo plazo? El problema es que no me gusta esperar. Siempre he querido un padrino mágico y que todo suceda tal cual lo maquinó mi mente. Pero, ¿en dónde dejo el libre albedrío de las otras personas y el azar de mi destino? Sé lo que hubiese hecho de haber sido uno de esos niños. Hubiese comido ese marshmallow. 

¿Qué pasó con esos niños que sí resistieron la espera? Según el seguimiento que se les hizo, al alcanzar la adolescencia sus notas académicas fueron mejores que las de aquellos que no supieron dominar sus impulsos más primarios; siendo además más felices y competentes. Se evidenció una correlación que demostraba la importancia del autocontrol, la disciplina y el saber esperar. 

Para ser honesta, solo he aceptado esperar por algo porque la vida me ha obligado, no porque lo desee. La espera me produce ansiedad. Si eres capaz de entenderlo, eres como yo. Si no, eres como los niños que recibieron el marshmallow extra de regalo. Bien por ti. Te has ahorrado miles de problemas.

Creo que la vida es un matiz de grises, por lo que es más probable que uno no pueda decidir si prefiere la satisfacción inmediata a la futura. Aquí va un buen consejo: "toma en cuenta que lo que hace más feliz en el presente te hace menos feliz en el futuro". Doy fe de ello, soy feliz ahora usando la pc de madrugada y seré infeliz al despertarme luego de haber dormido solo tres horas.

El experimento deja un precedente y una gran lección. Vale la pena el aplazar la gratificación y como los niños lo saben, será más fácil con distracciones. Y hoy tuve ganas de una distracción intelectual. También hay vida antes de la muerte, como dice Punset. A ver cuando me hago caso a mí misma...


P.D. La próxima vez que estés frente a un "marshmallow" XD


Dejo un video en donde se recrea el experimento, los niños como siempre, tan adorables =)